viernes, 16 de agosto de 2013

Kyoudai 兄弟 - Capítulo 1

CAPÍTULO 1: EL INICIO DEL VIAJE

Aquel ser misterioso desapareció repentinamente llevándose a los dos mellizos con él. Mientras volaban por una especie de túnel dimensional iluminó sus ojos con algún tipo de magia y les habló directamente por telepatía para que los mellizos pudieran entenderle:

Este mundo tiene infinidad de dimensiones, algunas son perceptibles para el ojo humano y otras están más allá de su entendimiento. Ahora nos dirigimos a la dimensión de Windfair donde podréis vivir felizmente hasta que llegue el momento de cumplir con vuestro destino.

Escuchad bien estas palabras: El que nada sabe… nada entiende y este mundo está siendo azotado por una guerra provocada por un sentimiento irracional llamado amor. Hay muchas facciones enfrentadas entre sí y las tensiones cada vez van en aumento, los alimentos escasean y los múltiples frentes de batalla abiertos solo hacen que empeorar la situación.

La nación de los pingüinos tiene un fuerte sentimiento del amor y las pingüinas extraen su fuerza de este sentimiento. La extremada belleza de los pingüinos ha provocado un comportamiento yandere en las pingüinas y se han convertido en autenticas asesinas por amor. Los pingüinos, como guardianes del amor que son tienen la tarea de mantener un equilibro entre el amor y la razón para proteger a todos los habitantes de Windfair.

Ahora que ese equilibro está roto y no hay nadie para repararlo las pingüinas matan a todo aquel que se acerque a cualquier pingüino y esto ha derivado en una gran guerra que ha arrasado pueblos enteros y ha acabado con la vida de miles de habitantes.

Los unicornios son los que viven más cerca del territorio de los pingüinos así que son asediados día y noche. La situación empeora a cada día que pasa. Para combatir a la amenaza y ayudar a sus vecinos, los ositos de gominola han sellado un pacto de azúcar con los unicornios para ayudarles en todo lo que les sea posible pero esta actitud ha sido interpretada por las pingüinas yanderes como un ataque directo y han empezado a atacar a los ositos de gominola.

Vosotros arrojareis la luz de la esperanza sobre Windfair y haréis que la paz vuelva a reinar de nuevo en esta tierra. Ahora marchaos, vuestro destino os espera…

Cuando acabó de decir estas palabras el misterioso ser dejó a los mellizos en dos cunas hechas de un mimbre especial para poder flotar con suavidad en el océano. El mar Iruka no era muy agitado normalmente aunque si llovía con fuerza podía llegar a ser una autentica amenaza para los barcos pesqueros pero en esas cunas no correrían peligro.

Navegaron durante horas y pero llego un momento en el que las olas acabaron distanciando a los dos hermanos poco a poco hasta que siguieron dos rutas totalmente diferentes.

Alba fue arrastrada hacia el territorio de los unicornios mientras que Javi navegó por las aguas de los ositos de gominola.

No paso mucho tiempo hasta que fueron encontrados por los habitantes de Windfair. A Alba la encontraron una familia de unicornios pescadores, se quedaron contemplando su cuerpo pues no se parecía a ninguna criatura que hubieran visto antes y luego decidieron llevársela a su aldea cerca de la costa.

Por otro lado Javi se aventuró por un rio en territorio de los ositos de gominola y una madre mientras estaba con sus hijos jugando en la orilla lo vio venir y decidió recogerlo. Su reacción al verle fue algo más tranquila aunque no pudo evitar sorprenderse por la extraña apariencia de aquel bebe.

Los dos hermanos acabaron en mundos completamente diferentes y en consecuencia aprendieron costumbres diferentes, con el paso del tiempo crecieron y aprendieron a convivir en paz con los ositos y los unicornios y ambos eran felices.

Eran solo niños pero aun así, el recuerdo de las palabras de aquel misterioso ser sobre la guerra les provocaban pesadillas nocturnas y no podían quitarse esas espeluznantes imágenes de su cabeza.

Ni los unicornios ni los ositos de gominola les habían dicho nada sobre el conflicto que se estaba llevando a cabo. Todos intentaban vivir sus vidas felices y subsistir como podían.

De vez en cuando algunos unicornios equipados con sus armaduras celestiales partían hacia el frente de batalla pero Alba aun era muy pequeña como para entender bien la situación.

Javi a diario veía también a muchos ositos de gominola entrenándose en el coliseo de frutas y a veces le gustaba ir a mirar como combatían entre ellos.

Con el paso del tiempo, ambos se dieron cuenta del conflicto que se estaba llevando a cabo y también se concienciaron que eran diferentes al resto pero a pesar de ser humanos, querían evitar que se derramara más sangre de forma injusta.

Las pingüinas yandere aumentaban sus filas cada día más, habían llegado a esclavizar a sus maridos para evitar que pudiesen traicionarlas. Los tenían encerrados en la cueva de Koori, construida por su dios milenios atrás y que representaba tanto una fortaleza infranqueable como un santuario de paz para los pingüinos.

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