jueves, 22 de agosto de 2013

Kyoudai 兄弟 - Capítulo 3

CAPÍTULO 3: LOS HERALDOS DE LAS NUBES

Antaño, por encima de las nubes una raza de seres voladores de carácter majestuoso dominaba el cielo batiendo sus alas por el enorme coloso azul. Estos seres eran conocidos como caballos alados, también llamados Pegaso.

Eran grandes equinos con un color blanco tan puro como la nieve y unas alas que les permitían alcanzar grandes velocidades sobre el cielo. Vivian juntos en harmonía y se alimentaban de las nubes de algodón de azúcar en las cuales podían aterrizar y pastar tranquilamente.

En este paraíso celestial no existían ni las tormentas ni ninguna otra criatura. Solo corría una suave brisa que permitía a los pegasos mantener el vuelo.

Entre ellos se encontraba Tobu, un joven Pegaso aventurero que siempre se adentraba a explorar el territorio desconocido. Le gustaba descender en secreto bajo las nubes para contemplar el grandioso mar Iruka, nombrado asi por grandes grupos de delfines que nadan en él.

A pesar de que este comportamiento era considerado por los otros miembros de su especie de temerario e imprudente él siempre quería conseguir más información sobre el mundo que le rodeaba.

Tobu veía aquello que los demás no podían ver, un cielo sin fronteras que se extendía por todo aquel bello planeta más allá de las nubes. El jefe pegaso se rehusaba a creer las ambiciones de aquel joven y por esta razón el resto de unicornios lo dejaban de lado y a menudo se burlaban de él.

Todos eran muy crueles con él pero había alguien a quien las historias de Tobu le parecían fascinantes. Su nombre era Rika, una chica pegaso muy tímida pero muy guapa que a menudo se quedaba a hacer compañía a Tobu y se quedaba a escuchar sus historias.

Los dos se conocían desde pequeños, prácticamente aprendieron a volar juntos pero por alguna razón con el paso de los años se fueron distanciando y acabaron en dos tribus de pegasos diferentes.

Rika y Tobu frecuentaban en una nube que a la hora del atardecer adquiría un color rojo que dejaba en ridículo al resto de las nubes. Allí Tobu se sentía más cerca del mundo que en ningún otro lugar y a Rika le encantaba poder contemplar ese maravilloso espectáculo de magia.

Los padres de Rika siempre aparecían en el momento más inoportuno para estropear la velada  para llevársela de vuelta con su tribu. Mientras se despedían ambos se maldecían a sí mismos por no haberse confesado sus sentimientos otra vez y esta incomodidad ya parecía una rutina diaria.

Tobu seguía con sus incursiones al mundo por debajo de las nubes y un día tomo una gran decisión. La única que lo sabría seria Rika porque seguro que el resto de pegasos solo se burlarían de él a sí que solo se lo diría a ella.

Cuando los dos estaban en la nube roja al atardecer Tobu le dijo a Rika que iba a dejar el cielo para investigar el mundo terrestre y que probablemente no volvería. Rika evidentemente se opuso a esta decisión precipitada porque su mundo celestial era muy tranquilo y feliz como para renunciar a él.

Pero Tobu había tomado una decisión y no iba a echarse atrás. En ese mismo momento se despidió de Rika, y saltó en picado hacia su nuevo destino mientras en el fondo de su corazón lloraba porque no volvería a ver a Rika.

Cuando los padres de Rika aparecieron y no vieron a Tobu le preguntaron que donde estaba y ella prefirió no contárselo para poder guardar el secreto. Pero mientras iban de regreso con su tribu ella se despidió de sus padres y antes de que estos pudieran reaccionar, descendió a buscar al único pegaso por el cual su corazón latía más fuertemente y llevaba años enamorada.

Los padres de Rika fueron incapaces de detenerla y como tenían miedo de descender más allá las nubes solo se quedaron sentados a llorar por su hija. Pero Rika no miro atrás ni dudo por un instante.

Cuando contempló aquel paisaje con sus propios ojos no se lo podía creer, siempre habían vivido en un corral enorme pero bajo las nubes ese corral era infinito. Rika aterrizó sin problemas en la costa del mar Iruka y empezó a buscar desesperadamente a Tobu.

Se adentró en la selva para buscarle pero ella desconocía aquel mundo y los peligros que este escondía. Piso la madriguera de unos insectos cúbicos, unas criaturas insectoides  que tenían una caja torácica en forma de cubo de rubik con tres colas que lanzaban pegatinas venenosas que destruían aquello que tocaban.

Rika salió corriendo en cuanto vio a esas criaturas pero tropezó con una roca y fue salvajemente atacada.

Mientras Tobu investigaba el nuevo mundo, encontró unas pisadas que parecían las suyas y se pregunto si podía existir una criatura igual que él en la tierra y se dedicó a seguirlas.

Hubo un momento en el que el rastro de las pisadas parecía más desesperado y Tobu pudo observar una madriguera de insectos cúbicos destrozada y pensó que podría haberle pasado algo.

Cuando encontró a la criatura que estaba buscando no quería creerlo. No podía ser cierto. Rika estaba cubierta de pegatinas venenosas y se estaba descomponiendo rápidamente.

Había perdido sus alas y su cuerpo a duras penas respiraba. Tobu corrió a ayudarla pero ya era demasiado tarde. Mientras lloraba desesperado por encontrar alguna planta que pudiese mantenerla con vida Rika utilizó sus últimas fuerzas para hablar:

Rika: To…bu… Me alegro de haberte podido ver una última vez antes del final. Quiero que sepas… que no me arrepiento de haber venido a este mundo. Es mucho más precioso de lo que imaginé…

Tobu: Por favor Rika, no te mueras. No sabía que estabas aquí. Si hubiera llegado antes podría haberte salvado. Te necesito a mi lado Rika. Todo esto es culpa mía, jamás debí haber bajado a este mundo

Rika: Tú no tienes la culpa de esto Tobu… los verdaderos causantes de esta tragedia han sido los demás pegasos que se han obcecado en vivir allí arriba y limitar las ambiciones de grandes jóvenes como tú. Sin chicos como tú la felicidad del cielo no es nada.
Siempre he querido decirte una cosa… pero me temo que no puedo seguir hablando. Las pegatinas venenosas están corrompiendo mi garganta. Solamente quiero que sepas que  te… qui…

Tobu: ¡NO! ¡Por favor Rika! Si tan solo pudiese ayudarte de alguna manera…

Acto seguido Tobu se puso en pie y llorando grito al cielo:

Tobu: ¡Daré cualquier cosa y pagare cualquier precio si me ayudáis a salvar la vida de mi amada!

En ese momento todo fue invadido por una oscuridad densa y entre esa oscuridad se escuchó una voz de ultratumba…

… Quieres salvarle la vida a cualquier precio, aunque ese precio signifique tu propia vida? Realmente ese es tu deseo?

Tobu: ¡SI! Si tengo que dar mi vida lo haré sin dudarlo así que por favor seas quien seas, sálvala. ¡Te lo ruego!

… Así se hará. Lo que la salvará será tu fuerza de voluntad no lo olvides. Ahora entrarás en el mundo en el que esta ella. Debes encontrarla y traerla de vuelta si quieres salvarla.

En ese momento la oscuridad se desvaneció y en su lugar una espesa niebla apareció cubriendo todo lo que le rodeaba. Entre la niebla se podían escuchar susurros que ponían la carne de gallina a Tobu pero estaba decidido a encontrar a Rika.

Empezó a correr sin descanso hacía adelante donde parecía que había una leve pero muy borrosa visión de luz. Mientras caminaba dos criaturas creadas de oscuridad le arrancaron las alas a Tobu provocándole un inmenso dolor.

Tobu empezó a gritar dolorido por la mutilación y la enorme pérdida de sangre estaba a punto de dejarlo inconsciente pero no se rindió. Hizo ahínco de valor y se puso en pie como pudo y continúo avanzando.

Se podían escuchar perfectamente el sonido de cientos de criaturas de la oscuridad devorando las majestuosas alas de Tobu mientras se reían de una forma maquiavélica.

Al cabo de unos agonizantes minutos encontró aquello que más deseaba. Rika estaba tirada en el suelo de la misma forma que como la encontró: Sin alas y muy malherida.

Se estiró junto a ella de forma que sus rostros se miraban cara a cara y ella abrió los ojos y dijo:

Rika: ¿Qué haces aquí? Pero mira que eres tonto… estas sangrando…

Acto seguido sonrió dejando caer una lágrima por su rostro y dijo:

Rika: Gracias por venir… Aquello que te quise decir era…

En ese momento un susurro la interrumpió y ambos vieron como aquellas criaturas de la oscuridad se acercaban lentamente para devorar sus cuerpos y almas.

Tobu se preguntaba porque no habían vuelto ya si había encontrado a Rika pero entonces las palabras de aquella sombra resonaron en su cabeza

… Lo que la salvará será tu fuerza de voluntad no lo olvides…

¿Qué quería decir? El tiempo corría en su contra y no tenía tiempo para pensar en acertijos estúpidos. Pero entonces se dio cuenta de lo que significaban aquellas palabras. Necesitaba demostrar su voluntad para poder salvarla. La pregunta era ¿cómo?

Entonces Rika volvió a hablar para decir aquello que tanto quería y en ese momento él también lo entendió. De esta forma ambos se miraron y mutuamente se dijeron:

Te quiero -Te quiero

En ese instante una fuerte luz empezó a brillar en sus frentes y un precioso cuerno dorado apareció emitiendo una luz tan intensa que disipó todas las sombras y niebla del lugar.

Acto seguido aparecieron de nuevo en el mundo real sin alas pero totalmente recuperados. El misterioso ser se encontraba sentado en la rama de un árbol y dijo:

Aquello que ya se ha perdido es irrecuperable, pero una nueva vida os aguarda en esta tierra repleta de misterios. Ya no sois pegasos, de ahora en adelante seréis conocidos como unicornios y esta tierra sobre la que ahora os encontráis será vuestro hogar.

Una vez dijo esto desapareció. En ese momento Rika y Tobi intercambiaron sus miradas y se besaron apasionadamente. Después de aquel maravilloso y tan esperado beso, ambos se abrazaron y se dijeron cariñosamente:

Te quiero -Te quiero

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