viernes, 9 de agosto de 2013

Kyoudai - 兄弟

PRÓLOGO: EL NACIMIENTO

Día 24 de diciembre de 2026, víspera de navidad. La lluvia cae incesante sobre el suelo de Barcelona mientras las únicas luces que encienden el cielo son los destellos de los rayos acompañados por la melodía de los truenos. María, aguarda impaciente la llegada de su marido para poder pasar una feliz y tranquila Nochebuena en la calidez del hogar.

María estaba embaraza de mellizos desde hace 7 meses y esperaba con ilusión el poder ser madre mientras que su marido no hacía más que presionarla para que fuera a abortar e incluso en algunas ocasiones llegaba a agredirla dejándola con serias heridas y magulladuras. María no obstante se mantenía firme y fiel a su causa, por sus hijos, para que ellos pudieran tener una vida mejor.

Pero hoy tras la fiesta de Nochebuena con sus compañeros de trabajo, Juan, el marido de María llegó a casa ebrio de poder y se sobrepaso con su mujer; primero empezó con unos insultos, luego fueron empujones contra la pared y finalmente mientras reía como un desalmado, abrió la caja de herramientas, cogió un martillo y le golpeo brutalmente la cabeza.

María cayó al suelo medio inconsciente mientras la sangre roja emanaba a chorros de su cabeza. En ese momento Juan se dio cuenta de que acababa de matar a su mujer. Mientras sus piernas temblaban y retrocedía unos pasos tambaleándose soltó el martillo manchado de sangre. Cuando este impactó contra el suelo empezó a gritar y salió corriendo de la casa.

María estaba a punto de morir, solo su voluntad férrea la amarraba al leve atisbo de vida que le quedaba mientras lloraba porque no sería capaz de dar a luz a sus dos hijos. El nombre del niño iba a ser Javi pero el de la niña aun no lo había decidido.

La oscuridad de la noche se estaba desvaneciendo y los rayos de sol comenzaban a entrar por la ventana. María pensó que esa era la luz más hermosa que había visto nunca así que le habría gustado llamarla Alba.

Durante un instante toda luz se apagó y ante María se apareció un ser cuya apariencia o rostro era imposible de distinguir ya que el rojo carmesí de la sangre había inundado sus ojos dándole una visión casi completamente roja.

Aquel ser empezó a hablar:

-¿Quieres vivir?

El rostro de María reflejo una leve sonrisa y negó con la cabeza.

-No… Pero quiero que ellos vivan.

El misterioso ser cumplió el deseo de María e hizo nacer a sus dos mellizos y se los llevo a algún lugar. Mientras la imagen borrosa de aquel ser se empezaba a desvanecer María utilizó su último aliento para decir una última palabra:

-Gra…cias…

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