miércoles, 2 de octubre de 2013

Kyoudai 兄弟 - Capítulo 5

CAPÍTULO 5: EL DESTINO DE ALBA

Desde que comenzó la guerra en Windfair los unicornios han estado sufriendo la mayor parte de los ataques. Los guerreros se entrenaban día y noche sin descanso para combatir a las pingüinas y a sus incansables asedios a las aldeas cercanas. 

Cuando las pingüinas atacaban lo hacían sin piedad. Congelaban los establos y asesinaban a todos los habitantes dejando tras de sí un autentico rio de sangre inocente y un paisaje desolador.  También secuestraban a algunos bebés unicornios y los usaban como rehenes para hacer caer a los unicornios en sus macabras trampas.

Los ataques eran cada vez más frecuentes y los hacían simultáneamente en varios lugares para dividir a las tropas de unicornios y menguar su poder de ataque. A pesar de que gracias a los ositos conseguían resistir la mayoría de los ataques,  las bajas en sus filas comenzaban a hacer mella en el ejército de los unicornios.

A los nuevos reclutas se les enviaba demasiado rápido a la guerra y su falta de experiencia y entrenamiento muchas veces los conducía hacía una muerte inevitable.

La guerra estaba a la orden del día y no paraban de llegar noticias a la capital de los unicornios, Tensora, donde Alba residía actualmente con 10 años debido a un ataque de las pingüinas a la aldea donde fue acogida cuando solo era un bebé.

En ese incidente su madre adoptiva murió y su padre se hizo daño en una pata mientras intentaba salvarla. A pesar de tener su pata en mal estado consiguió cruzar todo el desierto de las estrellas hasta llegar a Tensora donde se desmayó de agotamiento.

Alba quería ser útil para su pueblo pero cada vez que iba a los campos de entrenamiento los unicornios vigilantes le prohibían la entrada. No solo era demasiado pequeña sino que además era diferente al resto y no disponían de ninguna armadura de su tamaño y forma que le pudieran prestar.

Las armaduras de los unicornios estaban diseñadas para el cuerpo de un equino, no de un humano. Y desde luego las armas no eran ni mucho menos pequeñas y manejables para Alba.

Un día, harta de tanta burla y ansiosa por ayudar a los unicornios solicito una audiencia con la Reina Syria para pedirle ayuda.

Normalmente la Reina estaba muy ocupada por los tiempos difíciles que atravesaba su pueblo y no concedía audiencias a nadie. Pero la curiosidad de conocer a aquella criatura diferente al resto de unicornios hizo que cambiara de parecer e hizo una excepción para Alba.

La reina era un unicornio majestuosa. Su sola presencia en el campo de batalla ya inspiraba valor a sus aliados y auténtico terror a sus enemigos. Siempre andaba ataviada con una armadura repleta de joyas mágicas que le daban el poder de apoyo que su ejército necesitaba.

La reina había oído cosas sobre aquella extraña criatura que convivía desde hace 10 años con el resto de unicornios pero nunca la había visto.

Cuando Alba vio por primera vez a la Reina Syria no sabía qué hacer y estaba tan nerviosa que no sabía cómo reaccionar. ¿Inclinarse? ¿Ponerse a cuatro patas y agachar la cabeza? ¿O simplemente dejar que la Reina le indicase el protocolo a seguir? Los nervios le jugaron una mala pasada y Alba acabó haciendo de todo un poco. La Reina al ver las tonterías que estaba haciendo se empezó a reír.

Syria: Jajajajaja ¿Pero qué estás haciendo?

Alba: Mis disculpas su majestad pero es que no sé cómo debo saludar a la gran Reina de los unicornios. Estoy muy nerviosa y por eso… (Qué vergüenza, seguro que ahora piensa que le estoy faltando al respeto y me echa de palacio).

Syria no pudo aguantar y se empezó a reír aún más.

Syria: Está claro que aunque somos de razas diferentes, los niños siguen siendo niños. En este y en cualquier otro mundo jajajajaja. No hace falta que actúes tan formal conmigo. Has vivido 10 años con mi gente y eso ya te hace una de los nuestros. ¿Y bien… a que debo el honor de esta visita tan peculiar?

Alba no titubeo ni un instante en pronunciar estas palabras y responder a la pregunta de su majestad:

Alba: Quiero luchar con el ejército de los unicornios y quiero ser de ayuda para esta gente.

Tras esta respuesta la cara de Syria pasó de tener una sonrisa a reflejar una seriedad abrumadora.

Syria: ¿No crees que eres muy pequeña para luchar con el ejercito? ¿Qué razones tienes para querer poner tu vida en peligro por nosotros? He escuchado sobre la tragedia del establo norte y sé que perdiste a tu madre durante el ataque… ¿Acaso buscas venganza por la muerte de tu madre?

Alba: No es venganza lo que busco. Desde que tengo memoria lo único que he visto ha sido muerte y destrucción. Nunca he visto a los unicornios con una sonrisa en el rostro, divirtiéndose y jugando. Sé que tiene que existir alguna manera de parar esta guerra y también se que existe un mundo de los unicornios lleno de paz y harmonía. Y mi sueño es ver ese mundo.

Syria: Veo en tus ojos la sinceridad y la fuerza del más fuerte de los guerreros. Me has hecho recordar porque estamos luchando en esta guerra. No es solo para proteger  nuestro hogar o nuestra familia, luchamos para recuperar la luz de Windfair. Y tú, jovencita, eres quien nos guiará hasta esa luz.
En nombre de todos los unicornios de Windfair, te doy las gracias.

Los guardias del palacio y la mismísima Reina se inclinaron ante Alba en señal de reconocimiento.  Acto seguido la Reina le otorgó un medallón con el distintivo del ejército.

A pesar de haber sido reconocida como miembro del ejército, aun era necesario conseguirle una armadura y arma de su tamaño. La Reina necesitaba tiempo para pensar en alguna forma de conseguirlas y le dijo a Alba que se fuera a descansar mientras pensaba en ello.

Pasaron 3 días y 3 noches y Alba seguía sin saber noticias de la Reina. Al cuarto día Alba se despertó por el sonido de una trompeta imperial en la calle del comercio y salió corriendo para ver si era la Reina.

Cuando salió de casa en vez de ver a Syria se encontró a una especie de criatura del bosque mirándola fijamente y sonriendo.

-Tú eres Alba-gra?

Alba: Sí, soy yo. Y tu quien eres?

-Mi identidad en este momento no es importante-gra. Tienes que venir conmigo-gra. La Reina me ha pedido ayuda y aquí estoy-gra.

Esa criatura que acababa todas sus frases con un “gra” parecía un Trebu, un ser mitológico del que hablan las leyendas de Windfair. Se dice que antaño los Trebu eran los sirvientes de los poderosos Ormag, unos bichitos que tenían poderes mágicos cuya función era la de proteger las plantas y bosques de Windfair.

Además de proteger los bosques y plantas, eran los encargados de proteger Seediria : una ciudad legendaria que fue construida alrededor de la fuente de la vida y que dio nombre a la ciudad.

No obstante durante la segunda Era, Seediria fue asediada brutalmente por unos enemigos que querían apoderarse del poder de la fuente.  Para proteger toda la vida de Windfair, los Ormag se sacrificaron a  sí mismos y se extinguieron.  Ese episodio de la historia de Windfair es conocido como “Lagrimas de sangre”.

El trebu sacó un poco de polvo que llevaba dentro de una bolsita marrón y dibujó un extraño círculo mágico en el suelo. Cuando Alba estaba despistada el trebu la agarró del brazo,  se introdujeron en el círculo y desaparecieron.

Cuando Alba despertó se encontraba tirada en el suelo en un lugar que nunca había visto. A pesar de que conocía el mapa de Windfair perfectamente aquel bosque no le resultaba familiar. Era un bosque precioso y lleno de vida. Las copas de los árboles bloqueaban la luz del sol pero entre los huecos de las hojas se podía ver el hermoso cielo azul.

Alba después de contemplar admirada la belleza de aquel lugar decidió explorar los alrededores. Su memoria estaba un poco confusa por la teletransportación y solo recordaba haber entrado en aquel extraño círculo que el trebu dibujó… ¡el trebu! -Gritó Alba en su mente- Seguramente él podría decirle donde estaba pero… no parecía que estuviese allí.

Por más que caminara tenía la sensación de que solo estaba dando vueltas en círculos y no conseguía avanzar. Tras una larga exploración de aquella parte del bosque decidió sentarse en la hierba para pensar que haría a continuación.

A los 10 años estaba perdida en un lugar desconocido y completamente sola. El problema de la comida y el agua estaba solucionado ya que el bosque era todo un paraíso natural pero lo verdaderamente extraño era que no había ni un alma… ni siquiera insectos. Aunque lo que más preocupaba a Alba era como volver a casa.

Al caer la noche escuchó una melodía que venía de una parte más oscura del bosque. Alba embelesada por aquella música se adentró sin darse cuenta en lo más profundo del bosque. Allí encontró a una criaturita que parecía una araña pero tenía alas y estaba volando por lo que no podía ser un araña.

El bichito enseguida se percató de la presencia de Alba y se adentró en el agujero de un árbol caído y siguió cantando lejos de la mirada de la joven Alba.

Alba: ¿Qué eres? ¿Por qué estas cantando aquí solo en el bosque?

El bichito hizo caso omiso a las palabras de Alba y siguió cantando, esta vez más fuerte. Y Alba ya enfadada se puso a gritar también:

Alba: ¿¡No me oyes!? ¡No sé donde estoy y me gustaría volver a casa! ¡Tengo frío y este bosque es demasiado solitario y me da un poco de miedo!

La melodía de la canción que estaba tocando la criatura cambió de repente y las hojas del suelo se empezaron a arremolinar junto a Alba en forma de manta y la arroparon para que no tuviera frío. Además de debajo de la tierra aparecieron un montón de luciérnagas que iluminaron todo el bosque para que no tuviera miedo.

Alba no podía creer lo que estaba viendo. Esto ha tenido que ser obra de esta criatura. Alba se giró para darle las gracias y hablar con aquel bichito pero para su sorpresa ya no estaba allí. Alba intentó aguantar despierta un poco más para ver revolotear a las luciérnagas pero al final cayó dormida por el cansancio.

Cuando se despertó el bosque estaba sumido en una profunda oscuridad salvo por las luciérnagas que aun estaban volando cerca de Alba. Desde aquella zona no se avistaba ni el más ligero rayo de luz así que era imposible saber si era de día o no. Era como si esa parte del bosque viviese siempre una noche eterna.

Las luciérnagas se fijaron en que Alba había abierto los ojos y formaron un camino de luces con flechas indicándole que lo siguiera.

Alba entretenida por aquel espectáculo de luces tan divertido y peculiar no dudo ni un instante y se aventuró hacía la parte más profunda del bosque siguiendo el camino de las luciérnagas. Tras varios minutos caminando llegó a un claro del bosque donde había una hermosa fuente iluminada por un gran haz de luz.

¿Por qué las luciérnagas la habían traído a ese lugar? ¿Dónde estaba el trebu que la trajo aquí? A medida que pasaba el tiempo lo único que conseguía era formularse más preguntas sin respuesta. Por el momento decidió investigar el claro en busca de alguna pista.

En el centro de la fuente había una roca bastante desgastada con una inscripción antigua. A pesar de la erosión y el paso de los años aun se podía leer: Que esta fuente se convierta en el corazón de Seediria y que la conduzca a un futuro de prosperidad lleno de luz.

Alba no podía creer lo que estaba viendo. ¿Seediria? ¿La primera ciudad de Windfair y la fuente de vida del mundo? ¿Acaso había viajado al pasado? ¿O quizás Seediria no fue destruida y las leyendas eran falsas?

Lo que sí que estaba claro es que ahí no había ciudad alguna, ni siquiera unas ruinas o restos de civilización. Solamente había una fuente que rebosaba vida… en medio de un claro… iluminado por el haz de luz del sol.

Alba se mostró reacia a creer algo así sin pruebas pero la piedra parecía muy antigua… quizás sí que podía tratarse de Seediria.

De repente volvió a escuchar aquella melodía pero esta vez no había ninguna criatura cantando… era como si todo el bosque estuviera cantando a Alba y le pidiese ayuda… las ramas de los arboles apuntaban en una dirección y las hojas danzaban con el viento empujándola hacía la fuente…  querían que Alba entrase en la fuente.

Se dejó llevar por la canción y entró a la fuente:

Cuando entró en la fuente, esta se comenzó a vaciar ante sus ojos y el agua se filtró por la tierra. En tan solo unos segundos Alba se encontraba junto a la roca en una fuente de piedra que se había secado.

Como por arte de magia en todo el claro aparecieron una especie de cañerías que empezaron a lanzar agua en varias direcciones. Cuando las gotas de agua caían sobre la hierba parecían seguir un camino invisible que se iba revelando cuanta más agua caía.

La hierba que era tocada por el agua comenzaba a emitir una intensa y preciosa luz azul que iba revelando una especie de símbolos mágicos a medida que avanzaba. Aquel espectáculo luminoso dejó a Alba sin palabras.

Cuando el agua dejó de fluir, en el suelo se podían observar unas palabras escritas en una antigua lengua que Alba no conocía.

Esa es la antigua lengua de nazriel-gra […] dijo una misteriosa voz.

Alba se giró aterrorizada por el susto y no pudo hacer nada más que gritar:

Alba: ¡AAAAAAAH!

- La bestia dio un salto asustada y gritó - ¡Graaaaaaaaa!

Alba: ¡¿Quién… eres?!

Artex: Soy un humilde siervo de los Ormag  y me llaman Artex –gra.

Alba: E-Eres  el trebu que me trajo a este lugar. ¿Por qué apareces ahora? ¿Qué es este lugar?

Artex: Todas las preguntas tendrán su respuesta a su debido tiempo-gra.  Más importante aun… ¿no quieres saber qué es lo que dice el mensaje-gra?

Alba: ¿Tu entiendes este idioma?

Artex: Por supuesto-gra. El nazriel era la lengua de los Ormag-gra. El mensaje dice:

Quien venga a este lugar en busca de riquezas y poder nada encontrará,
 ya que la puerta de Seediria nunca se le abrirá […]

Alba: ¿Entonces aquí está Seediria? ¿Por qué nadie puede entrar? ¿Hemos viajado al pasado?

Artex se acercó a Alba y le dio una colleja.

Artex: ¡Silencio-gra! Aun no he terminado de leer el mensaje:

[…] La puerta de Seediria nunca se abrirá pues tu corazón de dudas plagado está.
Solo a aquel  con el poder de la luz se le permitirá entrar
y de Seediria no saldrá jamás.
Mientras las aguas de la vida le muestran la verdad
el poder de su corazón también florecerá
y cuando eso suceda una lágrima caerá
que llenará Seediria de plena felicidad.

Cuando acabó de pronunciar estas palabras el agua regresó a la fuente y empezó a rodear el cuerpo de Alba hasta dejarla sin aire y ahogarla.

Antes de morir ahogada pudo escuchar la voz del trebu que decía:

 En tu interior hallarás la respuesta-gra.

Cuando Alba se despertó se encontraba en un lugar un tanto tétrico, lleno de oscuridad y completamente en ruinas. Parecía como si toda la vida del lugar se hubiera… extinguido.

Alba: Supongo que esto es el más allá – Pensó Alba.

- No exactamente.

Una cara familiar se presentó ante ella. Era aquella criatura que estaba cantando en el bosque. ¿Qué estaba haciendo en este lugar?

- Permíteme presentarme: Soy uno de los antiguos Ormag, o al menos la voluntad de uno de ellos. Como puedes ver soy un espíritu de energía. Mi cuerpo ya no está aquí y mi alma sigue atada a este mundo.

Alba: Espera… ¿entonces estoy muerta?

- Sí, lo estas. Pero solo en parte. Al morir ahogada en la fuente de la vida tu cuerpo se ha evaporado y solamente a tu alma se le ha permitido entrar aquí. Normalmente aquellos que entran a la fuente y leen la inscripción simplemente mueren pero tú por alguna razón estás aquí. Si miras a tu alrededor verás que este entorno te resulta familiar.

Cuando Alba alzó la vista vio que estaba en una ciudad que no reconocía en absoluto pero cuando miró atrás vio que estaba en la misma fuente que se la había tragado hacía solo unos minutos. Pero no era como la recordaba… estaba llena de grietas, seca y no se parecía en nada a la fuente colorida que había visto antes.

- Te encuentras en la antigua ciudad de Seediria, hogar de los Ormag y lugar de nacimiento de todas las razas de Windfair. O mejor dicho… lo que queda de ella.

Alba: He oído que todos los Ormag desaparecieron. Y que Seediria fue completamente destruida. Pero nunca me imagine que vería la ciudad con mis propios ojos. 

- Las leyendas de Windfair tienen parte de verdad y parte que no lo es. Es tu deber descubrir que parte es la verdad y tengo la sensación de que por eso estas aquí. Creo que eres aquella que posee la luz; la única persona a la que se le permite la entrada en Seediria. Pero… me temo que jamás regresarás.

Alba recordó las palabras del trebu: “Solo a aquel con el poder de la luz se le permitirá entrar y de Seediria no saldrá jamás”.

Alba: ¿Entonces qué debo hacer?

La criatura había desaparecido de nuevo. Alba se encontraba sola en las ruinas de Seediria. Una autentica ciudad fantasma perdida en el olvido y con un trágico final.

Pero Alba sabía que no podía quedarse allí sin hacer nada. Se levantó y con la vista puesta en el horizonte empezó a caminar. Tenía que descubrir lo que realmente paso en esta ciudad. Tenía que descubrir la verdad de Seediria.

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