domingo, 14 de septiembre de 2014

Ojos de oscuridad (Advertencia: relato shotacon +18)

OJOS DE OSCURIDAD

Aquel trágico día de verano, el fuego nos recordó nuestro lugar en el mundo. Creíamos que podíamos pararlo, que podíamos controlarlo, dominarlo y tomarlo como propio… pero la naturaleza llegó aquí mucho antes de que los seres humanos existiéramos.

El humo negro teñía el cielo azul que tanto queríamos, y el fuego consumía nuestros hogares, nuestros colores, y todo lo que quedaba a su paso era una oscuridad infinita de ceniza y muerte...

Pero nosotros no tuvimos la culpa de aquel infierno, solo éramos unos niños que vivíamos felizmente en el pequeño pueblo de Agared con nuestra familia, ¿qué culpa teníamos nosotros de los errores de los adultos? La vida de mi querido hermano, mi madre, mi padre, y todos en la aldea fueron arrebatadas ante mis ojos por las implacables llamas… y yo no pude hacer nada para impedir esa tragedia.

Desde aquel entonces he vivido solo en la montaña, intentando sobrevivir de alguna manera a todos los peligros que el mundo me tiene preparado cada día. Sin embargo, llevo sobre mí un recuerdo de aquel fatídico día, el humo se mezcló con mis lágrimas cargadas de tristeza y las tiñó de un negro intenso que pigmentó mis ojos y me sumergió en un mundo lleno de sombras de las que no puedo escapar ni siquiera durante el día… desde entonces solo veo oscuridad.

He aprendido a convivir con esta maldición totalmente solo, pues daba igual a donde fuera, los humanos no hacían más que llamarme demonio y me maltrataban hasta echarme de las ciudades. Y ni siquiera podía ver sus rostros. Solo podía ver sus siluetas sombrías y recibir sus golpes con resignación. Por más que llorara, mi vida nunca volvería a ser igual. Las únicas personas que me han amado están carbonizadas bajo las ruinas de lo que fue Agared.

¿Acaso no fue suficiente dolor el perder a todos mis seres queridos que ahora tengo que vivir con estos ojos durante el resto de mi vida? No es justo, la naturaleza es muy cruel a veces. Y los humanos también…

Desde mi pequeña cueva puedo ver a lo lejos las siluetas de los turistas que vienen a la montaña en busca de aventuras, sin embargo estoy solo. No puedo acercarme a ellos.

Hitomi: Con estas frutas espero aguantar por lo menos 1 semana más. Por ahora creo que iré a bañarme al río.

Cuando llegó al arroyo, Hitomi esbozó una mueca de disgusto en su rostro mientras intentaba recordar el color azul cristalino del agua.

Hitomi: ¿Cómo voy a bañarme en unas aguas que parecen petróleo?

Se quitó la ropa, dejando su pequeño cuerpo a merced de los elementos y se lanzó de cabeza al agua. Los peces, las rocas, el agua… todo era negro para él.

Por lo menos podía sentir el frío sobre su cuerpo húmedo y la brisa dulce que lo acariciaba con una sensación refrescante. Hitomi alzó la vista y miró a su alrededor una vez más.

Hitomi: Me pregunto si algún día podré acostumbrarme a este panorama…

Salió del agua empapado y sacudió su cuerpo de un lado para otro para secarse más rápidamente. Acto seguido recogió la ropa y la sumergió en las aguas del rio para lavarla y se fue hacía su cueva completamente desnudo.

Mientras colgaba la ropa en una de las ramas del árbol más cercano a la cueva, sintió una mirada acosadora que acechaba desde las sombras. Pero todo el mundo era una sombra para Hitomi, era imposible saber de dónde venía.

Hitomi: ¿Serán imaginaciones mías? No… estoy seguro de  que alguien me está mirando. ¿Un animal? Pero los animales de esta montaña no se acercarían a un humano. ¿Tal vez… es un humano? No puede ser, habría huido nada más ver mis ojos. Al fin y al cabo, soy un demonio para ellos…

???: ¿Quién eres? ¿Por qué vives aquí?

Esa voz confirmó sus sospechas. Se trataba de un humano, por el tono de voz parecía un niño. Hitomi respondió a esa voz con un tono de frustración y enfado.

Hitomi: Maldición, ¿no tenéis suficiente con no dejarme vivir con vosotros en la ciudad sino que ahora ni siquiera puedo vivir en la montaña? ¿Por qué sois tan crueles?

Entre lágrimas se fue corriendo dejando atrás su ropa y toda la fruta que había recolectado. No le importaban las consecuencias, lo único que quería era huir de ahí lo antes posible.

???: ¡Espera! ¡Te olvidas tus cosas!

La voz del chico no alcanzó a Hitomi, ya estaba demasiado lejos. – Vamos, Azumi, tenemos que llegar a la cima o si no nos atrapará la noche.

Azumi: Pero mamá, antes había un chico aquí.

-¿Un chico? ¿Cómo va a sobrevivir un niño aquí solo? Anda, déjate de tonterías y vamos a la cima. Te lo habrás imaginado.

Azumi: Pero estoy seguro de que lo he visto…

Mientras tanto Hitomi seguía corriendo por el bosque sin un rumbo fijo, sorteando los numerosos árboles que poblaban la zona y saltando las rocas que habían por el camino.

Tras un largo rato huyendo se paró e intentó reconocer el terreno. No sabía dónde estaba, nunca había estado en esta zona de la montaña... no habían cuevas a la vista, apenas se podía escuchar el sonido del agua, y para colmo estaba totalmente desnudo.

Hitomi: Lo he perdido todo. Ya solo me queda esperar la muerte. Pronto iré a donde vosotros estáis, papá, mamá, hermano…

Hitomi continuó explorando la zona y encontró una estrecha cueva en la que a duras penas cabía. Entró con la esperanza de que no fuera el hogar de algún animal salvaje y tuvo suerte. Podría permanecer allí para pasar la noche.

Al caer la noche, la estrecha entrada de la cueva canalizaba una corriente de aire frío que iba directa hacía el cuerpo desnudo de Hitomi. Sentía como sus huesos se le helaban y no paraba de tiritar. El frío de la noche en la montaña ya era duro aun con la ropa, pero ahora se daba cuenta de lo importante que era.

Hitomi: *Entre lágrimas* T-Tengo f-frío…

A la mañana siguiente se despertó con un hormigueo por todo el cuerpo y cuando se miró vio que habían muchas hormigas y arañas paseándose por su cuerpo como si fuera miel y salió corriendo de la cueva.

Hitomi: ¡UAAAH! ¡Fuera de aquí, fuera de aquí! *Revisando todas las partes de su cuerpo* Creo que ya me las he quitado todas…  espero que no se hayan comido parte de mi cuerpo mientras dormía, parece que estoy entero…

Hitomi miró a su alrededor pensando que haría a continuación. Desnudo, sin comida, sin agua, las perspectivas no eran buenas. Volver a su antigua cueva quedaba descartado, seguro que aquel chico había dado la voz de alarma y los de la ciudad estarían buscando al “hijo del demonio” para echarlo de aquí o incluso para matarlo.

Hitomi: *Pensando* Así no puedo trepar los árboles, podría hacerme heridas en la piel con la corteza, creo que lo mejor será buscar el rio y si tengo suerte encontraré alguna cueva cercana. Las hojas son muy pequeñas para servirme de ropa, creo que tendré que acostumbrarme a ir desnudo *suspiro*

Azumi: ¡H-Hola!

Hitomi miró de donde procedía la voz y vio la silueta del otro día. Intentó correr de nuevo pero esta vez Azumi lo agarró del brazo y no le dejó escapar.

Hitomi: *Forcejeando* ¡Suéltame, suéltame! ¡No he hecho nada malo, déjame ir!

Azumi: ¿Por qué huyes? No pienso hacerte nada. Me llamo Azumi, te vi el otro día mientras te bañabas en el rio y te seguí hasta aquella cueva, pero saliste huyendo antes de que pudiera decir nada.

Hitomi: ¡Mentira! Todos vosotros sois iguales, me rechazáis por ser diferente. ¡Yo no pedí esto! ¡Esta maldición no es culpa mía!

Azumi: A decir verdad, creo que tus ojos son muy bonitos.

Hitomi quedó impactado por la respuesta durante unos segundos pero inmediatamente continuó forcejando, esta vez con más fuerza y rabia.

Hitomi: ¡No te rías de mí! ¿Quién querría estos ojos? ¡Suéltame!

Azumi tiró fuerte del brazo de Hitomi y encaró su cuerpo hacía el suyo, agarrándolo fuertemente por los hombros, quedando sus caras a escasos centímetros la una de la otra.

Azumi: Lo digo en serio, se parecen a los que tiene mi mascota. Una golondrina que se cayó del nido y la recogí. Tiene unos ojos igual de preciosos que los tuyos.

Hitomi podía sentir las pulsaciones del corazón de Azumi, claramente aceleradas por el esfuerzo físico de retener a Hitomi y la respiración agitada de Azumi que golpeaba suavemente su rostro cada vez que articulaba una palabra. Hitomi no podía ver sinceridad en los ojos de Azumi, ni siquiera podía verle la cara. Lo único que veía era una sombra que le hablaba.

Hitomi: *Entre lágrimas* ¿No te parezco un monstruo? ¿No has avisado a los demás de la ciudad para que vengan a echarme? Solo eres una sombra más de cuantas he conocido, y todas me han acabado hiriendo de alguna manera u otra. Pensé que en la montaña podría vivir tranquilo al fin pero parece que me equivocaba…

Azumi esbozó una mueca de disgusto en su rostro y acercó su rostro aún más cerca del suyo hasta que sus labios se encontraron y se juntaron, culminando en un dulce beso que sorprendió a Hitomi, quien nunca antes había experimentado algo así.

Azumi: No soy una sombra más, soy la única sombra que quiere protegerte.

Por primera vez desde el incendio, a Hitomi le pareció ver una pequeña luz que brillaba como el Sol y que transmitía su misma calidez.

Azumi: Ven, te llevaré a donde está tu ropa, no te preocupes, no le he contado a nadie que vives aquí.
Cuando llegaron, Hitomi recogió su ropa y se vistió. Estaba algo húmeda por el rocío de la mañana y el frío de la noche pero era más cálido y agradable que andar sin nada. Tras aquel repentino beso, estaba más relajado, más tranquilo, y decidió entrar a la cueva para conversar con Azumi.

Azumi: ¿Y bien? Aun no me has dicho cómo te llamas…

Hitomi: Soy Hitomi, del pueblo de Agared.

Azumi: ¿Agared? Mis padres dijeron que se había incen-

Azumi se detuvo en seco. Vio la expresión de tristeza en la cara de Hitomi y decidió cambiar de tema.

Hitomi: ¿Por qué paras? Parece que haya pasado una eternidad desde la última vez que hablé con otro humano que me resulta hasta extraño…

Azumi: Ah no, es que creía que te incomodaba estar hablando conmigo. Yo soy Azumi, de la ciudad de Sirane.

Hitomi: *Frunce el ceño pensativo* Sirane, Sirane… ah sí, ¿es la que está al otro lado de la montaña?

Azumi: ¡Sí, esa es! ¿Alguna vez has estado allí?

Hitomi: Solo una vez, cuando fui con mi familia a comprar semillas de trigo para nuestros campos.

Azumi: Te he estado observando desde hace un tiempo. He escuchado lo que la gente piensa de ti y creo que se equivocan. No eres malo, en realidad creo que estas sufriendo…

Hitomi abrió los ojos y lo miró sorprendido… era la única persona que se había parado a pensar cómo se sentía, la única que no le había insultado ni pegado al ver sus ojos negros… sin duda alguna, Azumi era alguien singular…

Hitomi: *Con los ojos llorosos y sonriendo* Así que te has dado cuenta… que alegría. ¿Está bien si te abrazo?

Azumi asintió con la cabeza y una gran sonrisa y Hitomi se lanzó entre sus brazos, apoyó la cabeza en su pecho y lloro hasta desahogarse.

Hitomi: *Secándose las lágrimas* Gracias… por hablar conmigo. Y por no salir corriendo al verme. Si no me hubieras detenido antes, tal vez no habría tenido oportunidad de conocerte.

Azumi: *Sonriendo* Eso no es cierto, incluso aunque hubieras escapado de nuevo, yo habría seguido buscándote una y otra vez hasta encontrarte.

Hitomi volvió a sentir ese ligero atisbo de luz en la figura de Azumi, una luz cálida y reconfortante, casi parecía como si pudiera distinguir los ojos de Azumi entre aquel mundo de oscuridad.

Hitomi: Solo por un instante, he visto algo más que sombras… quizás algún día pueda librarme de esta maldición…

Azumi: Estoy seguro que sí. Hasta entonces yo vendré cada día a visitarte. No te muevas de aquí ¿vale? No quiero tener que correr detrás tuyo otra vez *se ríe*

Azumi siguió viniendo todos los días tal y como había prometido y poco a poco Hitomi se acostumbró a la dulce voz del chico, una voz cálida y reconfortante, como la luz del Sol.

Azumi: ¿No crees que sería mejor si vamos a la ciudad y les explicamos a todos que no eres un demonio? Creo que mereces una vida digna como todos. Venga, iremos los dos juntos. Confía en mí.
Hitomi creyó en las palabras de Azumi, quien se convirtió en su único amigo desde aquel trágico día. Quería creer en un futuro a su lado, en la ciudad.

Pero cuando llegaron a la ciudad el odio inundó las calles y las piedras comenzaron a volar hacía la cabeza de Hitomi.

Azumi: ¡Mamá, escúchame! ¡Tienes que decirles que paren, Hitomi no es un monstruo!

Madre: Azumi… no sabes lo que dices. Te ha poseído con esos ojos de oscuridad. Suelta su mano y ven ahora mismo aquí, avisaremos al reverendo para que elimine la maldición que te ha lanzado ese demonio. Vamos.

Azumi: *Con una cara de frustración y pena* Hitomi tiene razón… sois todos iguales. Os negáis a escuchar y entender, y no os importa hacer daño a los demás para conseguirlo. Los únicos demonios que hay aquí sois vosotros. Me niego a vivir en un mundo así.

Azumi abrazó fuertemente a Hitomi para recibir los impactos de las piedras que le estaban lanzando. Varias impactaron en su cabeza dejándolo inconsciente. Hitomi empezó a sentir como las pulsaciones de Azumi se iban haciendo cada vez más leves e hizo todo lo posible para ayudarlo.

Hitomi: Sabía que era una mala idea… eres mi único amigo en este mundo cruel. No voy a permitir que te maten por mi culpa. Me salvaste una vez, y ahora es mi turno de devolverte el favor.

Hitomi agarró como pudo el cuerpo inmóvil de Azumi, lo cargó a su pequeña espalda, e intentó correr lo más rápido que pudo hacia la montaña mientras cientos de sombras enfurecidas le perseguían con insultos y amenazas. Estaba realmente cansado, su pequeño cuerpo no podía cargar con el cuerpo de Azumi y notaba como poco a poco le abandonaban las fuerzas. Hitomi había conseguido llegar hasta el puente sobre la gran cascada y se le ocurrió una idea.

Dejó el cuerpo inconsciente de Azumi en el suelo y le acarició la cara con dulzura. Entre lágrimas pero con una sonrisa de felicidad dijo:

Hitomi: Gracias por ser mi amigo, te lo agradezco de verdad. Te quiero mucho por todo lo que has hecho por mi hasta ahora, Azumi. Pero por eso mismo no puedo dejar que vivas el mismo destino que yo, mereces una vida mejor. Quiero que tengas la vida que yo no pude tener, así que tendrás que ser feliz por los dos.

Las sombras de los aldeanos enfurecidos estaban llegando al puente y Hitomi decidió saltar a la cascada dejando atrás a su único amigo. Justo antes de saltar le dio nuevamente las gracias a Azumi por todo lo que había hecho y se despidió de él entre lágrimas.

Hitomi: Adiós mi querido amigo, Azumi.

Hitomi saltó al vacío pero un segundo antes Azumi lo agarró de la mano y saltó con él.

Hitomi: *Sorprendido* ¿Pero qué has hecho Azumi? ¡Tenías que ser feliz! ¡Podrías haber tenido la vida que yo no pude tener!

Azumi: *Enfadado le da una bofetada* ¡¿Eres tonto?! ¡¿Cómo podría ser feliz si tú no estás conmigo?! Eres muy egoísta, Hitomi.

Azumi besó en el aire a Hitomi mientras caían al vacío aguardando su inevitable final.

Azumi: Te quiero, Hitomi.

Hitomi no pudo contestarle. Simplemente se limitó a dejar que la lengua de Azumi jugara con la suya una última vez antes del impacto final. Tras unos eternos segundos de caída, llegó el impacto contra el agua.




Azumi: *Tosiendo* Estamos vivos… ¡Hitomi! ¡¿Dónde estás?!

Debieron separarse tras la caída … Azumi solo pensaba en encontrar a Hitomi, no pensaba en el agua que aun anegaba sus pulmones. De pronto vio el cuerpo desnudo de Hitomi en la otra orilla del río y Azumi atravesó la fuerza de la corriente como si nada para llegar a donde estaba él.

Azumi puso la oreja en el pecho de Hitomi y notó un débil latido. Azumi hizo el boca a boca como le enseñaron en la escuela hasta que Hitomi reaccionó tosiendo y escupiendo el agua que había tragado.
Hitomi abrió los ojos y pudo ver la sombra familiar de Azumi, y a pesar de que no podía ver su expresión, escuchó el sonido de unas lágrimas caer al suelo.

Azumi: No vuelvas a darme un susto como este, tonto.

Hitomi: *Abrazando el cuerpo de Hitomi* Lo siento, no era mi intención. Vaya, estás desnudo.

Azumi: *Riendo* ¿Eso es lo único que se te ocurre decir en un momento como este? Pues me alegra saber que no soy el único.

Hitomi se tocó y notó que también había perdido sus ropas por el impacto. Por alguna razón, esta situación le recordaba al momento en que se conocieron por primera vez. Él estaba desnudo y Azumi había venido a buscarle porque estaba preocupado por él.

Azumi ayudó a levantarse a Hitomi y se dirigieron hacía una colina cercana desde donde se veía a un lado toda la civilización, y al otro toda la naturaleza. Cuando llegaron a la parte más alta Hitomi empezó a llorar.

Hitomi: ¿Por qué tengo que cargar con estos ojos durante el resto de mi vida? No es justo…

Azumi: Ya te dije la primera vez que nos conocimos que me encantaban tus ojos.

Hitomi: *Llorando aún más* ¡Pero no es justo que yo no pueda ver los tuyos! Solo veo una sombra… como todas las demás… no es justo que la persona que más me importa sea una simple sombra…

Azumi: ¿Una simple sombra? No… te equivocas. No soy una simple sombra. Soy la única sombra que quiere protegerte. Soy la única sombra que te quiere de verdad. Aunque no puedas ver luz, yo siempre estaré a tu lado. Siempre seré tu única sombra.

Hitomi: *Entre lágrimas pero con una sonrisa* Lo sabía… no eran imaginaciones mías. Azumi… realmente eres demasiado brillante. Contigo veo la luz que tanto ansiaba ver. Tienes razón, tú no eres una sombra más. Eres la única sombra que ilumina mis ojos de oscuridad. No me importa si no puedo ver luz. Si estoy contigo, no me importa cargar con esta maldición.

Hitomi y Azumi se abrazaron y se dieron un apasionado beso en lo alto de la colina.

Hitomi alzó la vista al cielo. Mamá, Papá, Hermano… ¿Está bien si tardo un poco más en ir con vosotros? He encontrado una razón para vivir en este mundo. 

4 comentarios:

  1. Aggggggggggggggggggg que bonito, me ha encantadooooooo. Son tan adorables y monosos que podría morir de amor *_*
    Pensé que ibas a matarlos xDDD me alegro de que estén juntitos e Hitomi no vuelva a estar solo.

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    1. Jajajaja en un principio iba a matarlos, pero luego pensé que quedaría muy dramático y lo cambié xDD

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  2. Oh, qué dulce y adorable...es como una tarta de gominolas de las que venden por ahí. No ha estado nada mal, pero estaría bien que la próxima vez hubiera menos azúcar y más pimienta...if you know what I mean.

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    1. I know I know. No me sale muy bien cuando añado pimienta, pero lo intentaré e_e

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