jueves, 23 de abril de 2015

Dan'thil: El último linaje de magos - Capítulo 16

CAPÍTULO 16: MAGMORIA, EL PLANETA PREHISTÓRICO

La fuente de la voz que habían escuchado estaba ante sus ojos. Un Draktian vestido con una túnica blanca que tenía un rostro desgastado por la edad, con escamas agrietadas y unas patas que parecían haber caminado durante eones sin descanso. Los ojos de la criatura parecían sinceros y Drew no percibía ningún signo de amenaza en su mirada.

Detrás suyo se asomaba una cabeza de otro Draktian, una cría que miraba a los Phantom con curiosidad y miedo. Su cabeza era más pequeña que la del Draktian anciano y todo su cuerpo estaba recubierto de pequeñas escamas brillantes que centelleaban con los rayos de Sol que se filtraban a través de las copas de los árboles.

Nezerion: Perdonad mi atrevimiento, no pretendía asustaros. Mi nombre es Nezerion, que significa "hijo de las llamas" y el tímido de mi nieto se llama Ayphon, que en nuestra lengua quiere decir "viento de la esperanza". Es un placer conoceros.

Ayphon: ¡H-Hola! -Gritó antes de volver a esconderse.

Antes de que Drew pudiera preguntar nada, Nezerion levantó su mano derecha y señaló en dirección hacia el poblado que Tommy y Annie habían visto desde la montaña.

Nezerion: Sé que tenéis muchas preguntas, pero este no es el lugar ni el momento adecuados. Os invito a mi humilde morada, podremos hablar tranquilamente allí. No os preocupéis, no tengo intención de tenderos una trampa.

Los Phantom se mostraron reticentes a la oferta del Draktian. A pesar de que no parecía como los demás, no estaban seguros de poder confiar en uno de ellos y se lo pensaron dos veces antes de seguir a Nezerion.

Drew: ¿Qué hacemos?

Annie: No parecen guerreros, podríamos despacharlos fácilmente con nuestras armas si la cosa se pone fea.

Freya: Pero cabe la posibilidad de que sea una trampa. Si nos atrapan dentro de una cueva estaremos perdidos.

Frain: Estoy de acuerdo con Freya, es demasiado arriesgado. Ellos conocen el terreno y tienen la ventaja.

Tommy: Pues a mí me parecen buenos. No sé, Ayphon me parece mono e inofensivo, parece como un bebé recién nacido.

Bill: Opino que les sigamos la corriente. De cualquier manera si nos quedamos aquí no conseguiremos nada y lo que necesitamos ahora mismo es información. En el peor de los casos tendremos que luchar, pero al menos reconoceremos un poco más el terreno.

Nezerion: Por aquí, humanos. Mi aldea está en esta dirección.

El Draktian los llevó a través de la espesura con gran soltura y sorteando todos los peligros. Conocía perfectamente el terreno y sabía las zonas que había que evitar para no perderse. Atravesaron pantanos con arenas movedizas, ríos de lava incandescente y llanuras repletas de criaturas peligrosas. Sin duda alguna, haber decidido ir con Nezerion había sido una sabia decisión.

Tras una larga travesía de tres horas, que se hizo eterna para los Phantom, llegaron a la aldea de la que Nezerion les había hablado. Era la primera vez que veían una aldea de los enemigos, parecía como las que se mostraban en los documentales sobre los primeros humanos que habitaron el planeta, algunas cuevas y una pequeña plaza que parecía el epicentro de la aldea.

La plaza únicamente tenía una roca elevada en el centro que parecía un atril desde donde dirigirse a los habitantes de la aldea. Aunque ahora estaba completamente desierta, en la tierra se podían ver pisadas de Draktian por toda la zona.

Cerca de la aldea había un pequeño río con esa agua carmesí que los Phantom no se atrevían a beber por miedo a que no fuera potable. Aunque Salior seguía vivito y coleando tras haberlo hecho.

Nezerion los llevó a su cueva. El interior no era nada del otro mundo, las paredes rocosas estaban repletas de musgo por la humedad del ambiente y en su parte más profunda crecía una especie de planta roja que emitía un calor similar al del fuego, que iluminaba la cueva y proporcionaba calor a sus inquilinos.

En las paredes de la cueva también se podían ver calaveras de algunas de las criaturas carnívoras que habían visto durante el viaje, que adornaba la zona a la vez que le daba un toque siniestro. La mezcla de los huesos con el musgo no transmitía precisamente un mensaje de hospitalidad.

Ayphon les ofreció algo de comer, pero por el aspecto negro que tenía era evidente que esa carne se había podrido desde hacía por lo menos una semana. A pesar de la negativa de los Phantom, el pequeño Draktian se la comía sin temor y parecía disfrutarla.

Nezerion: Bienvenidos a mi humilde morada. Perdonad que no os pueda ofrecer nada mejor para comer pero andamos escasos de provisiones. Sentíos libres de preguntar hasta saciar vuestra curiosidad, luego me sentiré honrado si le permitís a este anciano saciar la suya.

Drew: Bill, creo que es tu momento.

Bill: De acuerdo. Me gustaría preguntarle algo sencillo en primer lugar. ¿Es usted un Draktian de verdad?

Nezerion dejo escapar una risa ahogada al mismo tiempo que asentía con la cabeza.

Nezerion: Desde luego que sí. Aunque nuestra raza es conocida como los Dauroni, o así nos conocemos entre nosotros.

Bill: Dauroni... entiendo. De ahora en adelante me dirigiré a vosotros bajo esa denominación. Lo siguiente que me gustaría saber es por qué los de tu especie atacaron nuestro planeta.

Nezerion: Esa pregunta... es algo difícil de contestar. Nuestro planeta se muere, joven Bill.

Bill: ¿Se muere?

Nezerion: Así es. Si me lo permites me gustaría hacerte ahora yo una pregunta. ¿Conoces la historia de nuestra raza?

Bill: Hasta lo que tengo entendido, los magos invocaron un meteorito que acabó con toda la vida de planeta, incluso los dinosaurios...

Nezerion: Pero algunos sobrevivieron y sufrieron mutaciones hasta convertirse en lo que somos ahora. ¿Es eso lo que ibas a decir?

Bill: En efecto.

Nezerion: Esa historia es cierta, pero es una verdad a medias. Será un poco largo, pero permitidme que os ilustre con la sabiduría de la experiencia y el conocimiento de una larga vida por este mundo.

Nezerion indicó a Ayphon que trajera una de las flores del fondo de la cueva, a las que llamó "Yash", para que proporcionaran un ambiente más cálido para los Phantom y pudieran escuchar la historia con atención. Una vez preparado todo, Nezerion empezó a hablar:

En el pasado los dinosaurios poblaban la Tierra. Dominaban los cielos e incluso los mares, pero no lo hacían solos. El mundo estaba lleno de criaturas muy diversas, y por supuesto, habían humanos.

Estos humanos empezaron siendo salvajes pero con el tiempo alcanzaron el conocimiento y empezaron a comunicarse entre ellos y a agruparse en tribus. Finalmente llegaron al punto álgido de su evolución y se unieron todos bajo un mismo estandarte: el ojo de Endalar.

Bill: ¿El ojo de Endalar?

Nezerion: Así es. Los humanos empezaron a desarrollar el poder de la magia en una gran comunidad y se dejaron cegar por su poder. Pero prosigamos la historia:

El ojo de Endalar tenía como única meta el conocimiento. Querían acumular tanto como fuera posible y desarrollar al máximo su inteligencia. Pero esa vanidad les llevó a una situación de no retorno, que pasaría a la historia conocida como la gran catástrofe.

Arcan'thor... el hombre que desató la ira del universo y rompió el orden natural de la creación, intentó convocar al gran espíritu del maná. Un ente supremo, fuente de toda la vida y estabilidad de los mundos llamado Zuldar.

Nezerion: Arcan'thor... solo pronunciar su nombre me hace hervir la sangre...

Bill: Si sabes toda esa historia supongo que sabrás que tuvo un hijo.

Nezerion: Lo sé. Arcan, tan necio como su padre a la par que ignorante. Como iba diciendo...

El hechizo salió mal. Un ente limitado no puede invocar algo ilimitado, la magia no es todopoderosa. Eso es algo que el archimago Arcan'thor aprendió ese fatídico día.

En lugar de Zuldar, lo que invocó fue una gran bola de fuego que acabó con toda vida sobre el planeta, a excepción de los pocos que pudo salvar utilizando su magia de protección.

Bill: Un momento. ¿No estarás diciendo que...?

Nezerion: Sí... los Dauroni fuimos humanos hace tiempo.

Drew: ¿Cómo? ¡Es imposible!

Nezerion: Malditos... transformados... sufrimos una agonía insoportable mientras nuestro ADN era desgarrado y se fusionaba con los cuerpos calcinados de los dinosaurios. La lava quemaba nuestra piel y se filtraba por todas las aberturas de nuestro nuevo cuerpo mientras nuestros gritos de dolor se perdían en el vacío.

Y este fue el resultado. Tras la catástrofe fuimos absorbidos por el meteorito y transportados a este planeta, que bautizamos bajo el nombre de Magmoria. El dolor por la mutación genética se prolongó durante más de cien mil años durante los que permanecimos inmóviles y llorando de dolor.

El gran Dauroni al que os habéis enfrentado en vuestro mundo es Adramelech. Se autoproclamó líder de los Dauroni y se ganó el corazón del pueblo con la promesa de un futuro mejor para nuestra raza.

Al principio nuestro objetivo era la supervivencia. Debíamos aprender a movernos por el mundo con estos nuevos cuerpos y avanzar hacia el futuro, pero no podíamos olvidar nuestro verdadero hogar.

Contemplando ese horrible cielo negro anhelábamos volver a caminar bajo el hermoso cielo azul. Adramelech era un líder bondadoso que nos animaba a mirar hacia el futuro. Todavía recuerdo la frase que nos inspiraba fervor:

"Se cuanto hemos sufrido todo este tiempo, puede que nuestro aspecto haya cambiado pero en nuestros corazones tenemos la capacidad para seguir adelante y forjar un futuro mejor. Es posible que Magmoria no sea un planeta tan hermoso como la Tierra, pero juntos haremos de este nuestro hogar y viviremos una vida plena y llena de felicidad"

Tras varios milenios nos acostumbramos a esta vida. En este planeta desarrollamos un instinto carnívoro y depredador y nos endurecimos con el paso del tiempo. Nos convertimos en los dueños de este mundo y empezamos a sentirnos satisfechos y felices.

Pero todo cambió cuando aquel ente se apareció ante Adramelech...

Un misterioso ser se apareció ante nuestro líder y estuvieron hablando durante 2 largas horas en el interior de su cueva. Cuando Adramelech salió, lo hizo con un rostro totalmente distinto y cambiado al que estabamos acostumbrados a ver. Los ojos de esperanza se habían convertido en los ojos de odio y venganza.

A partir de aquél día, Adramelech empezó a vivir obsesionado con la venganza y cambió las mentes de la mayoría de los Dauroni. Solo unos pocos vimos la futilidad de iniciar una guerra con los humanos y decidimos alejarnos de las zonas pobladas y nos fuimos a vivir al bosque.

Bill: ¿Y esta cueva de quién es?

Nezerion: Era mi cueva, antes de abandonarla para ir al bosque. Aunque sigue exactamente igual que como la dejé.

Bill: Mmm... creo que tengo una idea de lo que viene a continuación y las piezas que faltaban en el rompecabezas están empezando a encajar.

Aquel ser otorgó a Adramelech un orbe capaz de abrir una brecha entre los dos mundos, que utilizarían para enviar a los mejores guerreros que allanarían el camino para el resto de los Dauroni. Al principio la idea no tuvo una buena acogida pero entonces Adramelech explicó los motivos por los que tenían que volver a la Tierra.

"Nuestro planeta se muere, queridos hermanos. Los magos, no contentos con hacernos sufrir durante tanto tiempo y convertirnos en lo que somos hoy, están utilizando la energía de nuestro planeta para restaurar el suyo. Quieren acabar lo que empezaron, quieren arrebatar hasta la última gota de poder que queda en nuestro mundo y destruirnos a todos para siempre. ¡No lo permitiremos!"

Tras ese discurso los Dauroni entendieron la amenaza y empezaron a entrenarse para combatir contra los humanos. Mientras tanto, Adramelech intentaba comprender el poder del orbe, que necesitaba la sangre de Arcan'thor para alcanzar su máximo potencial. Sin ella jamás podría abrir una brecha lo suficientemente grande para que todos los Dauroni fueran evacuados.

Empezaron a diseñar naves de transporte que llevarían a los guerreros hacía su destino y posteriormente servirían de arcas para los civiles.

Bill: Eso explica las naves. Unos simples dinosaurios no tendrían la suficiente inteligencia para crear vehículos de semejante envergadura y potencial.

Así es. En el fondo nunca dejamos de ser humanos, tal vez nuestro aspecto cambiase y nuestros instintos se adaptaran al entorno, pero seguíamos siendo seres inteligentes.

Cuando las preparaciones fueron completadas, se inició el viaje rumbo hacia la Tierra. Un viaje que no tenía otro propósito que el de exterminar a la raza humana. "La batalla fue una auténtica masacre" así lo relató Adramelech que se vanagloriaba de sus logros.

Nezerion: Permitidme hacer un inciso. Vosotros no sois magos, ¿me equivoco?

Bill: Correcto, en nuestro mundo actual no existe la magia. Desapareció a partir de la edad media por qué temíamos su poder.

Nezerion: Eso explica por qué no pudisteis hacer nada contra los Dauroni. Atravesar nuestra coraza de escamas es prácticamente imposible. Me extrañaba que los humanos opusieran tan poca resistencia.

Bill: ¿Y qué hicisteis vosotros para no ser perseguidos o tachados de traidores?

Nezerion: Éramos una minoría de los Dauroni, Adramelech no le dio importancia. Nos dejo ir al bosque y nunca nos molestó. De vez en cuando yo iba a la plaza de incógnito para tener noticias de la guerra.

Y ya está. Esa es la historia de los Dauroni. Os he contado mi historia, ahora permitidme oír la vuestra.

Bill le explicó todo lo acontecido desde el inicio de la guerra hasta que llegaron a Magmoria. Le contó sobre Endalar y sobre la magia, así como también cómo era la vida sin poder usar el maná. La tecnología parecía fascinar al pequeño Ayphon, que escuchaba con atención las palabras de Bill.

Bill: Lamento no poder darte más información, pero eso es todo lo que sé por el momento.

Nezerion: No, no, has hecho más que suficiente. Pensé que nunca llegaría a oír relatos del otro mundo. Ahora permitidme una última cuestión: ¿para qué habéis venido? ¿tenéis pensado quedaros aquí ahora que han invadido vuestro mundo?

Drew: Yo responderé a eso. No pensamos quedarnos aquí, encontraremos la forma de salvar a los dos mundos. Creemos que la respuesta se encuentra aquí, en Magmoria.

Bill: Nuestro objetivo es ambicioso, somos conscientes de ello. Queremos salvar a los humanos y ahora que sabemos que existe este mundo, no podemos dejar que se muera. Detendremos el trasvase de energía entre ambos mundos.

Nezerion: Hablas como lo hacía Adramelech antes de dejarse cegar por la venganza. Creo en tus palabras. Si hay algo que este en mi mano podéis pedírmelo, os ayudaré en todo lo posible.

Bill: Aceptamos tu generosa oferta, Nezerion.


Los Phantom se quedaron con Nezerion y empezaron a planificar el rumbo de acción durante los próximos días. Su única esperanza era encontrar en Magmoria la clave para derrotar a Adramelech. Si fracasaban, la existencia de la raza humana caería para siempre en el olvido.

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